Hay momentos del año en los que todo parece ir un poco más lento.
Las luces se encienden antes de tiempo, el frío invita a quedarse en casa y, casi sin darnos cuenta, empezamos a mirar atrás.
La Navidad tiene eso: nos obliga —para bien— a detenernos un instante.
Y hoy quiero aprovechar ese silencio tan especial de final de año para escribirte sin prisas, sin promoción y sin artificios. Solo para decir gracias.
Gracias por leer, por sentir y por quedarse
Este año ha sido, en muchos sentidos, extraordinario.
No solo por los números, las ventas o los logros visibles —que también—, sino por algo mucho más difícil de medir:
los mensajes, las reseñas, los correos, las palabras de quienes me han dicho “esta historia me acompañó”, “me hizo recordar” o “me ayudó a sentir”.
Para un escritor, no hay regalo mayor.
Cada lector que decide pasar unas horas dentro de una novela es alguien que confía.
Confía su tiempo, su emoción, su memoria.
Y eso no es poca cosa.
Historias que nacen de lo que no siempre se dijo
Muchas de las historias que escribo nacen de silencios.
De lo que no se explicó en voz alta, de lo que se vivió a medias, de aquello que quedó guardado porque “no tocaba hablar de eso”.
Quizá por eso la Navidad tiene tanto que ver con estas novelas.
Porque también es tiempo de abuelos, de mesas humildes, de recuerdos que vuelven sin avisar.
De mirar atrás y entender que, incluso en los años difíciles, hubo amor, hubo dignidad y hubo promesas que nunca se rompieron del todo.
Si alguna de mis novelas te ha hecho sentir algo parecido, entonces todo ha tenido sentido.
Un año compartido merece ser celebrado
Nada de esto habría sido posible sin vosotros.
Sin quienes recomendáis un libro a alguien querido.
Sin quienes dejáis una reseña cuando nadie os lo pide.
Sin quienes llegáis nuevos… y sin quienes os quedáis.
Este año no ha sido solo mío.
Ha sido nuestro.
Y eso es algo que no quiero dar jamás por sentado.
Mirando al nuevo año con calma… y con ilusión
El año que viene traerá nuevas historias.
Nuevos escenarios, nuevos personajes, nuevas heridas y nuevas formas de amar.
Novelas que ya están germinando en silencio, esperando su momento, como esperan siempre las buenas historias.
No tengo prisa.
Prefiero que lleguen cuando estén listas, como llegan las cosas que importan de verdad.
Solo puedo prometerte lo mismo de siempre: respeto por el lector, amor por la historia y el cuidado de cada palabra.
Para estos días
Ojalá estas fiestas te regalen descanso.
Ojalá haya una conversación pendiente que por fin se dé.
Ojalá encuentres un rato para leer sin mirar el reloj.
Y si decides hacerlo acompañado de una historia mía, créeme: será un honor.
Gracias por estar ahí.
Gracias por este año tan bonito.
Y gracias, de corazón, por seguir caminando conmigo hacia el próximo.
Felices fiestas.
Feliz Navidad.
Y que el nuevo año nos encuentre con historias que merezca la pena contar.
— Elias Wrenford